La familia Weston se reune para buscar al patriarca, Beverly, que se ha marchado de casa. A partir de ahí se desencadenan una serie de sucesos que hacen que la familia Weston saque a lavar todos sus trapos sucios, y son muchos.
Era una película que no terminaba de convencerme, temía que la reunión de estrellas fuera lo único que tuviera que enseñar la película, pero no ha sido así. La historia puede tener cierto olor a película de las que dan en la tele los sábados por la tarde. Sin embargo, tiene ciertos momentos de locura que hacen que se salga de lo habitual, teniendo en el momento de la cena la gran escena de toda la película.
Quizá el reparto es lo primero que llama la atención, una plantilla tan llena de estrellas no puede fallarte. Meryl Streep está fantástica, hasta cuando hizo de árbol en la obra del colegio lo estuvo. Creo que el papel de mujer borde y franca siempre le ha ido bien, y esta no es la escepción. Julia Roberts es otra de esas que sabes que no te va a falla, aquí da réplica al papel de Meryl y está a la altura. Más que solvente. El resto, grandes secundarios, entre los que me gustaría destacar a Abigail Breslin, que siempre me ha parecido genial.
Por mi parte esperaba un montaje más cercano a Un dios salvaje, con un toque teatral más fácil de notar y sin uso de espacios abiertos. También he echado de menos algo más de humor negro. Aún así, ha sido la mejor experiencia cinera en lo que llevo de semana.