Los tardígrados son unos pequeños invertebrados descubiertos en 1773. Son conocidos como osos de agua ya que su modo de andar es parecido a los de un oso y, además, viven en el agua.
Lo más fascinante de estos pequeños animales es su resistencia a distintos cambios en el medio. Para ello, aprovechan una cualidad conocida como criptobiosis, es decir, entran en un periodo de suspensión en el que sus procesos metabólicos dejan de tener lugar y no los recuperan hasta que las condiciones son habitables de nuevo. En este periodo pueden pasar cientos de años. De este modo han resistido temperaturas extremas entre -272 y 149ºC o presiones 300 veces superiores a la atmosférica. Además sobreviven al ser sumergidos en alcohol o en éter y a cambios en el nivel de deshidratación.
Una anécdota al respecto se dio cuando se encontraron plantígrados en una hoja seca de un helecho, se encontraban en estado de suspensión, cuando se le echó agua a la hoja, los tardígrados recuperaron su estado y continuaron con su vida.
Además, fueron enviados con la nave espacial FOTON-M3 y puestos a prueba con distintos experimentos, que demostraron que soportaron la radiación y que, a pesar de estar en el espacio exterior, aún fueron capaces de mantener su capacidad reproductiva.
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